La Biblia dice que Dios amó tanto al mundo que envió a su único Hijo a ser (humano) como nosotros para recuperar el cielo que se había perdido cuando Adán y Eva pecaron. Ese regalo que celebramos cada Navidad al recordar la promesa de Dios de enviar al Salvador… y nosotros, a su vez, intercambiamos regalos, renovamos nuestro amor, ponemos fin a nuestras animosidades y tratamos de retribuir a Dios lo que le debemos (nuestra existencia, y la vida en este mundo y en el nuevo mundo por venir. ¿Qué podemos devolverle a Dios, nuestro Creador, que es dueño de todo? ¿Podemos darle algo? Sí podemos darle mucho a Dios, darle nuestro amor y nuestro corazón. Esto es lo que Dios quiere de nosotros. ¡Él no quiere mucho!
MENSAJE DE GEORGE Y SANA CHERFAN
AMOR Y PERDON
Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Amar a nuestros enemigos y perdonarlos. Perdonar a los que nos engañan y se aprovechan de nosotros. Amar a todas las personas independientemente de su raza, color, rango, nivel social, etc… Amar a los desamparados, a huérfanos y viudas pobres que muchas veces no tienen cama ni techo donde cobijarse, ni una hogaza de pan para saciar su hambre, o no tienen dinero para comprar medicinas. Enseñarnos a nosotros y a nuestros hijos a vivir como si no tuviéramos nada, a permanecer humildes y dispuestos a servir ya que la vida es un don de Dios y la salud, el éxito y la fama, etc., son también sus bendiciones.
ANIMAR A NUESTROS HIJOS
Enseñarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos a compartir lo que tenemos con los menos afortunados y menos privilegiados. Para animar a nuestros hijos no puede hacerse sólo diciéndoles qué hacer y qué no hacer, sino principalmente siendo el ejemplo (o modelo) correcto para ellos en la vida real, especialmente porque los niños a menudo imitan a sus padres.
Por ejemplo:
- Anímelos a tener a Dios primero en su vida (no como el número 20 en su lista de prioridades).
- Dios es Padre y nosotros somos sus hijos si lo aceptamos y creemos en ello.
- Quiere tener relaciones con nosotros como padre e hijo, madre e hija, abuela y abuelo…
El nuevo Mundo
Sin embargo, muchas veces cerramos nuestra puerta en la cara de Dios, debido a muchas prioridades urgentes en la vida y eso lo hace infeliz. ¿No somos infelices cuando estamos lejos de nuestros seres queridos?
Dios quiere que vivamos para siempre, no solo cien años, y que heredemos todo lo que Él creó para nosotros así como queremos que nuestros hijos hereden lo que tenemos.
Sobre todo, Dios quiere que todo en el mundo, en el Cielo y abajo, sea nuestro para que lo administremos y lo administremos porque cuando Jesús regrese, la muerte ya no existirá. No habrá más guerras, violencia, matanzas y odios ya que Dios, con los Santos y los Ángeles, reinará sobre un mundo eterno sin fin.
El nuevo mundo que Dios quiere que tengamos será sin enfermedad, pobreza, escasez, envejecimiento y sin muerte. ¡La Biblia dice que Él enjugará nuestras lágrimas y no permitirá más la separación de nuestros seres queridos!
¡Este es el regalo de Dios, el bebé que nació hace 2000 años en un pesebre, para darnos vida eterna y enseñarnos a perdonar y a permanecer humildes, sin importar quiénes seamos! Para obtener esta hermosa promesa de vida eterna, Dios nos está invitando a todos a seguir Sus enseñanzas y aplicarlas en nuestra vida diaria. La decisión es nuestra… si elegimos la enseñanza de Dios viviremos con nuestros amados, en el nuevo mundo, por los siglos de los siglos porque Dios es la fuente de la vida.