Lo que el hombre siembre, eso cosechará. —Gálatas 6:7
Leí una fábula sobre un hombre que estaba curioseando en una tienda cuando hizo el impactante descubrimiento de que Dios estaba detrás de un mostrador de ventas. Así que el hombre se acercó y preguntó: «¿Qué estás vendiendo?» Dios respondió: “¿Qué anhela tu corazón?” El hombre dijo: “Quiero felicidad, paz mental y estar libre del miedo. . . para mí y para el mundo entero.” Dios sonrió y dijo: “Aquí no vendo fruta, sólo semillas”.
En Gálatas 6, san Pablo enfatizó la importancia de sembrar las semillas de Dios honrando el comportamiento, porque “todo lo que el hombre sembrare, eso también cosechará” (v.7). No podemos esperar experimentar el fruto de las bendiciones de Dios si no reconocemos la importancia de hacer nuestra parte. Ayuda seguir el ejemplo de otros que han sembrado buenas semillas. El autor Samuel Shoemaker dijo que un buen ejemplo puede inspirarnos o hacernos decir: “Oh, sí, él (o ella) es así.
Él no está preocupado por el mal genio, los nervios, la impaciencia o la preocupación como yo; tiene simplemente un modo de ser más feliz”. Shoemaker continuó: «Puede que no se nos ocurra que tal vez tuvo que luchar por su serenidad, y que podríamos ganar si hiciéramos lo mismo». ¿Estás cansado de ser cómo eres? Pídale a Dios Su ayuda y comienza hoy a sembrar semillas de nuevas acciones y respuestas. A su debido tiempo, el Espíritu dará el don. Las semillas que sembramos hoy determinan el tipo de fruto que cosecharemos mañana.
Fuente: Joanie Yoder, Nuestro Pan Diario, rbc.org
